La costumbre de compartir alimentos entre los miembros de una comunidad, amigos o familiares se conoce entre los aymaras como apthapi y es una herencia de los pueblos nativos del occidente boliviano.
El Apthapi es una de las prácticas comunitarias realizadas por las mujeres aymaras que viven en áreas rurales. Esta práctica consiste en que las mujeres cocinan diferentes tipos de comida para compartir todos y todas en un encuentro o reunión de la comunidad, en las fiestas matrimoniales, en los bautizos de los niños y niñas, en las techadas de las casas, en los funerales, en las fiestas patronales y hasta en las movilizaciones sociales.
Cada mujer coloca en el suelo su aguayo o una prenda larga que se llama bayeta de la tierra, sobre las cuales ponen la comida que han preparado para que todos sentados alrededor se sirvan y saboreen dicha comida. Antes de este ritual siempre se agradece a la Pachamama – Madre tierra, a los Apus y Samiris –espíritus protectores– por los frutos recibidos.
En muchos casos esta práctica se convierte en un banquete comunitario ya que normalmente se come bien e incluso sobra comida, y hasta alcanza para llevar a la casa, debido a que generalmente todos aportan con algo. El Apthapi es un encuentro donde se comparte el pan, donde se comparten las alegrías y las tristezas, es un espacio para poner en común la vida de las familias, de los cultivos, los problemas y las esperanzas. Se dice que hasta los enfermos que no quieren alimentarse en sus casas, saborean de esta comida porque tiene sabor y olor muy especiales.
Entonces, desde esta imagen comunitaria queremos aportar con un tipo de reflexión o apthapi teológico, con la esperanza de que podamos apreciar, saborear juntos – juntas, si es posible hasta saciarnos. Con este esfuerzo, de alguna forma, pretendemos afrontar a la teología tradicional que se considera dueña y señora de la verdad absoluta. Desde nuestro ser femenino, la imagen del ser divino o divina está en todos y en todas partes, por lo que
ya no podemos estar dispuestas a aceptar los absolutismos, sino aceptar y respetar las diferentes expresiones y vivencias teológicas.
En muchos casos esta práctica se convierte en un banquete comunitario ya que normalmente se come bien e incluso sobra comida, y hasta alcanza para llevar a la casa, debido a que generalmente todos aportan con algo. El Apthapi es un encuentro donde se comparte el pan, donde se comparten las alegrías y las tristezas, es un espacio para poner en común la vida de las familias, de los cultivos, los problemas y las esperanzas. Se dice que hasta los enfermos que no quieren alimentarse en sus casas, saborean de esta comida porque tiene sabor y olor muy especiales.
Entonces, desde esta imagen comunitaria queremos aportar con un tipo de reflexión o apthapi teológico, con la esperanza de que podamos apreciar, saborear juntos – juntas, si es posible hasta saciarnos. Con este esfuerzo, de alguna forma, pretendemos afrontar a la teología tradicional que se considera dueña y señora de la verdad absoluta. Desde nuestro ser femenino, la imagen del ser divino o divina está en todos y en todas partes, por lo que
ya no podemos estar dispuestas a aceptar los absolutismos, sino aceptar y respetar las diferentes expresiones y vivencias teológicas.
Esta palabra proviene del vocablo apthapiña, que significa “recoger de la cosecha”.
UNE A LA FAMILIA. El apthapi tiene el objetivo de compartir, unir a la familia y también permite a las comunidades reconciliarse con aquellas que se encuentran distanciadas por discusiones o problemas.
En el campo, los comunarios entregan parte de sus cosechas y de su producción ganadera, entre los alimentos es posible degustar jawas phusphu (habas cocidas); kanka (carne asada), chuño phuthi, chuño cocido; qhatit ch’uqi (especie de papa) ; o jallpa wayk’a (ají amarillo molido con trozos de las colas verdes de la cebolla).
En la merienda no faltan mut’i o mote desgranado; millk’itika thixi, queso frito criollo; puquta phuthi, plátano cocido y k’awna, huevo duro o frito.
COSTUMBRES Y RITUALES
Los comestibles son expuestos en hijilla, un aguayo tendido en el piso que sirve para presentar ante todos la comida recolectada.
“Sobre unos aguayos tendidos al piso, comunarios del altiplano boliviano colocan papa, choclo, pescado, charque y queso —cada uno lo que puede, lo que produce— y todos comparten a partes iguales. A esta costumbre se designa con la palabra aymara apthapi”. El apthapi es un ritual milenario andino cuya práctica, más allá de desaparecer, sigue vigente y fue sobredimensionado por su carácter recíproco.
Martín Céspedes dice que “el apthapi es la palabra que mejor define el espíritu de Bolivia, comparten la riqueza de los más antiguos mitos y leyendas, así como las historias urbanas y contemporáneas que cada día se van tejiendo”.
El Apthapi es una de las prácticas comunitarias realizadas por las mujeres aymaras que viven en áreas rurales. Esta práctica consiste en que las mujeres cocinan diferentes tipos de comida para compartir todos y todas en un encuentro o reunión de la comunidad, en las fiestas matrimoniales, en los bautizos de los niños y niñas, en las techadas de las casas, en los funerales, en las fiestas patronales y hasta en las movilizaciones sociales.
Cada mujer coloca en el suelo su aguayo o una prenda larga que se llama bayeta de la tierra, sobre las cuales ponen la comida que han preparado para que todos sentados alrededor se sirvan y saboreen dicha comida. Antes de este ritual siempre se agradece a la Pachamama – Madre tierra, a los Apus y Samiris –espíritus protectores– por los frutos recibidos.
En muchos casos esta práctica se convierte en un banquete comunitario ya que normalmente se come bien e incluso sobra comida, y hasta alcanza para llevar a la casa, debido a que generalmente todos aportan con algo.
El Apthapi es un encuentro donde se comparte el pan, donde se comparten las alegrías y las tristezas, es un espacio para poner en común la vida de las familias, de los cultivos, los problemas y las esperanzas. Se dice que hasta los enfermos que no quieren alimentarse en sus casas, saborean de esta comida porque tiene sabor y olor muy especiales.
Entonces, desde esta imagen comunitaria queremos aportar con un tipo de reflexión o apthapi teológico, con la esperanza de que podamos apreciar, saborear juntos – juntas, si es posible hasta saciarnos.
Entonces, desde esta imagen comunitaria queremos aportar con un tipo de reflexión o apthapi teológico, con la esperanza de que podamos apreciar, saborear juntos – juntas, si es posible hasta saciarnos.
FUENTE BIBLIOGRAFICA
· QUISPE Carlos, Tradiciones bolivianas, Ed. Quipus, Cochabamba, 2008, pp 105
VIRTUAL
¡Felicidades maestro! Muy bueno su trabajo.
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